Uno debe tener seguridad y tengo el derecho y puedo decirlo, claro con la debida humildad, que siempre me he caracterizado por entregarme completamente con pasión en los trabajos universitarios a lo largo de mi carrera. Por ejemplo en fotografía he tratado de captar en la imagen lo que quiero trasmitir al público que puede ver mi trabajo.
El hecho es que debido a esta pasión que siento por la fotografía, llevó a una gran y especial compañera de clases con un defecto en su pierna y que de broma puede caminar de 58 años de edad estudiante de Comunicación Social y de profesión hermana de la Caridad(MONJA) a proponerme que le ayudara en un trabajo de secuencia fotográfica por no disponer de tiempo e ideas ya que solo quería entregar la asignación alegando "Las fotos no es lo mio" que hiciera cualquier cosa que me ayudaría económicamente. Primero el hecho de que me buscara a mi y no a otro me gustó, lo del dinero también me agradó y si hubiese estado en un buena situación económica no hubiese aceptado el dinero una vez entregado el trabajo.Pero bueno todos tenemos nuestros momentos, así que una vez todo claro y sin tomar en cuenta lo que me dijo de que hiciera cualquier cosa, me dispuse a trabajar en el proyecto para tenerlo listo en una semana así que pense y pense ya que la secuencia fotográfica debí tener una historia coherente, debía tener un principio, un inicio y un final, fue entonces cuando llegó a mi mente Vivian, una chica de 17 años e hija única, estudiante de música y postulada a una soñada beca en París. Cree estar infectada de VIH tras sentirse amenazada por ciertos malestares de salud que menifestó su novio. Vivian con miedo decide ir a la Cruz Roja, tras practicarse los exámenes y saber que no esta infectada sino que está embarazada, sale del recinto con una actitud de aturdimiento por la noticia y lo que supone para ella y la sociedad estar embarazada con tan solo 17 años, hija única y ver ante sus ojos que por un error se cae el mundo, su mundo, ante ella. Su rostro refleja una creciente desesperación mientras camina hacia un parque que esta inmerso en la convulsionada ciudad de caracas. Tras llegar a el se encuentra al chico y la historia culmina con un abrazo que hace suponer al espectador su propio final.
El hecho es que debido a esta pasión que siento por la fotografía, llevó a una gran y especial compañera de clases con un defecto en su pierna y que de broma puede caminar de 58 años de edad estudiante de Comunicación Social y de profesión hermana de la Caridad(MONJA) a proponerme que le ayudara en un trabajo de secuencia fotográfica por no disponer de tiempo e ideas ya que solo quería entregar la asignación alegando "Las fotos no es lo mio" que hiciera cualquier cosa que me ayudaría económicamente. Primero el hecho de que me buscara a mi y no a otro me gustó, lo del dinero también me agradó y si hubiese estado en un buena situación económica no hubiese aceptado el dinero una vez entregado el trabajo.Pero bueno todos tenemos nuestros momentos, así que una vez todo claro y sin tomar en cuenta lo que me dijo de que hiciera cualquier cosa, me dispuse a trabajar en el proyecto para tenerlo listo en una semana así que pense y pense ya que la secuencia fotográfica debí tener una historia coherente, debía tener un principio, un inicio y un final, fue entonces cuando llegó a mi mente Vivian, una chica de 17 años e hija única, estudiante de música y postulada a una soñada beca en París. Cree estar infectada de VIH tras sentirse amenazada por ciertos malestares de salud que menifestó su novio. Vivian con miedo decide ir a la Cruz Roja, tras practicarse los exámenes y saber que no esta infectada sino que está embarazada, sale del recinto con una actitud de aturdimiento por la noticia y lo que supone para ella y la sociedad estar embarazada con tan solo 17 años, hija única y ver ante sus ojos que por un error se cae el mundo, su mundo, ante ella. Su rostro refleja una creciente desesperación mientras camina hacia un parque que esta inmerso en la convulsionada ciudad de caracas. Tras llegar a el se encuentra al chico y la historia culmina con un abrazo que hace suponer al espectador su propio final.
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